La erosión del suelo por el agua afecta a 1,3 millones de km² en Europa, una superficie equivalente a 2,5 veces el tamaño de Francia. La degradación del suelo afecta a nuestra capacidad para producir alimentos, prevenir las sequías y las inundaciones, atajar la pérdida de la biodiversidad y luchar contra el cambio climático. Estas son algunas de las principales conclusiones de dos nuevos informes sobre los aspectos políticos y científicos del suelo en Europa que ha presentado la Comisión Europea.

Janez Potočnik, Comisario de Medio Ambiente, ha declarado lo siguiente: “Estos informes ponen de manifiesto la importancia de preservar los suelos europeos si queremos salvaguardar los suministros de alimentos de calidad y de aguas subterráneas limpias, mantener sanos los espacios de ocio y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Necesitamos utilizar los recursos de nuestros suelos de forma más sostenible. La mejor manera de conseguirlo sería mediante un planteamiento común en toda la UE. La Comisión ha puesto sobre la mesa propuestas legislativas y espero que nuestros nuevos informes ayuden al Consejo y el Parlamento Europeo a ir adoptando medidas”.

Los informes hacen hincapié en la necesidad de medidas para prevenir el deterioro en curso de los suelos europeos. La erosión, el sellado del suelo y la acidificación han aumentado en la última década y resulta probable que la tendencia se mantenga a menos que se aborden problemas como el aumento del uso del suelo, el uso ineficiente de los recursos naturales y la preservación de la materia orgánica en el suelo. Según el informe sobre políticas, cinco años después de la adopción de una estrategia temática en materia de suelos, no existe todavía ningún control sistemático ni protección de la calidad del suelo en toda Europa, lo que significa que las actuaciones actuales no son suficientes para garantizar un nivel adecuado de protección de todos los suelos europeos.

En preparación de medidas a escala de la UE, la Comisión ha trabajado en apoyo de iniciativas de concienciación en materia de suelo y de proyectos de investigación y control tales como LUCAS, una encuesta sobre ocupación y uso del suelo e indicadores agroambientales gestionada por Eurostat. La Comisión también ha seguido integrando el objetivo de la protección del suelo en las demás políticas de la UE, incluidas las de agricultura y desarrollo rural. Alrededor de 3.100 millones de euros se han asignado a la rehabilitación de zonas industriales y terrenos contaminados como parte de la política de cohesión para el período 2007-2013. Hungría, Chequia y Alemania son los países que han asignado más fondos (475 millones de euros, 371 millones de euros y 332 millones de euros, respectivamente).

Además de las medidas en curso destinadas a atajar la degradación del suelo, la Comisión tiene la intención de apoyar la investigación y el seguimiento de los suelos, ultimar unas directrices sobre el sellado del suelo y seguir integrando las consideraciones sobre el suelo en la próxima revisión de la Directiva de evaluación del impacto ambiental. La Comisión también propondrá que se contabilicen las emisiones por el uso de la tierra, el cambio de uso de la tierra y la silvicultura (UTCUTS) dentro del compromiso de la UE en materia de cambio climático para 2020 y trabajará internacionalmente para fomentar las iniciativas relacionadas con el suelo.

El Centro Común de Investigación de la Comisión Europea ha publicado un informe científico sobre el estado del suelo en Europa, en colaboración con la Agencia Europea de Medio Ambiente, el cual ofrece una panorámica completa de nuestro conocimiento actual de los recursos del suelo y los procesos de degradación. El informe concluye que la continuación de la investigación y una mejor recopilación de datos son necesarias para ampliar nuestros conocimientos y concienciar mejor a la opinión pública sobre la importancia del suelo.

Situación de España

España es el país de la Unión Europea donde más aumentó la erosión del suelo por efecto del urbanismo entre los años 2000 y 2006, según se desprende del informe.

Entre los años 2000 y 2006, la pérdida de tierras por este efecto urbanizador aumentó de media en la UE un 3%, frente al 15% en el caso de España, por delante de Chipre e Irlanda (14% cada uno de aumento), lo que sitúa a España entre los países que más tierras pierden por este motivo, según denuncia el informe.

El informe denuncia el impacto negativo de esta práctica porque conllevan la erosión de capas de terreno que a su vez llevan a la pérdida de funciones importantes de la tierra como la producción agrícola, el almacenamiento de agua y la regulación de la temperatura.



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