El informe Environmental Risks and Challenges of Anthropogenic Metals Flows and Cycles (Riesgos y desafíos ambientales que plantean los ciclos y flujos antropógenos de metales) se presentó en Berlín durante un diálogo de alto nivel sobre el uso eficiente de los recursos y la gestión sostenible de los metales, y en él se ofrece una sinopsis de los desafíos ambientales que plantean los metales y la función que podría cumplir el reciclado en su mitigación. En el segundo informe, titulado Metal Recycling - Opportunities, Limits, Infrastructure (Reciclado de metales: oportunidades, límites, infraestructura), se exponen las mejoras necesarias en los sistemas de reciclado de metales del siglo XXI.
"A medida que la población de las economías emergentes vaya adoptando tecnologías y estilos de vida similares a los que se observan actualmente en los países de la OCDE, las necesidades mundiales en materia de metales serán entre tres y nueve veces más cuantiosas que todos los metales que se utilizan hoy en el mundo", afirmó el Secretario General Adjunto de las ONU y Director Ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner.
Los metales son una parte fundamental de la economía mundial porque se utilizan como materias primas básicas para infraestructuras. Está previsto se mantenga una fuerte demanda en los años venideros: en los países en desarrollo a causa de la rápida industrialización y en los países desarrollados a causa de las tecnologías modernas. Si bien las tecnologías que utilizan energías renovables reducen las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la producción de metales, probablemente hagan que se incremente la demanda, ya que insumen más metales que las fuentes de energía fósiles.
"Cabe esperar que si se recicla un mayor porcentaje de metales, se alivien algunas de las presiones adversas que el uso y la producción de metales ejercen en el medio ambiente", declararon Ernst Ulrich von Weizsäcker y AshokKhosla, copresidentes del Grupo Internacional de Gestión Sostenible de los Recursos, en un comunicado conjunto. "No obstante, el aumento de las tasas de reciclado por sí solo no será suficiente, sino que deberá ir acompañado de la estabilización de la curva de la demanda de metales".
El uso integrado de metales y sus compuestos causa efectos locales derivados de la minería y consume entre el 7% y el 8% del suministro mundial de energía. También hay cuestiones relacionadas con las emisiones de metales de fuentes tales como los combustibles fósiles y los fertilizantes de fosfato, y es preciso hallar una solución para la eliminación definitiva de ciertos metales cuya oferta ha superado la demanda.
El reciclado consume mucha menos energía por kilogramo de metal producido que la producción primaria y también disminuye el impacto local de la minería, en general. Además, reduce la necesidad de explotar minerales de baja ley, proceso que consume más energía y probablemente se difunda más a medida que crece la demanda, y puede ayudar a prevenir la futura escasez de ciertos metales preciosos de uso común.
El reciclaje de metales
En teoría, los metales se pueden reciclar casi indefinidamente, por lo que presentan una valiosa oportunidad para reducir la degradación del medio ambiente y el uso de energía y agua, además de contribuir a la transición hacia una economía verde baja en carbono que haga uso eficiente de los recursos.
Sin embargo, la creciente complejidad de los productos hace que sea difícil extraer y reutilizar todos los metales valiosos debido a las leyes de la física y la economía conexa. Por ejemplo, un teléfono móvil puede contener más de 40 elementos, entre ellos, metales comunes, como el cobre y el estaño, y metales preciosos y del grupo del platino, como la plata, el oro y el paladio.
Para aumentar las tasas de reciclado, que son históricamente bajas, es fundamental que en todo el mundo se pase del enfoque centrado en los materiales a un enfoque centrado en los productos, que haga hincapié en los componentes específicos de los productos y su complejidad al final de su vida útil y provea los medios para separarlos y recuperarlos.
Si se optimiza el reciclado de productos que han llegado al final de su vida útil, se pueden evitar pérdidas de eficiencia en toda la cadena de reciclado. La adopción a nivel mundial del enfoque centrado en los productos sería un paso notable hacia los sistemas eficientes de reciclado, el uso eficiente de los recursos y la economía verde.
El potencial para el reciclado es enorme si se considera la cantidad de desechos de equipos eléctricos y electrónicos que se generan en la actualidad. Se estima que esos desechos llegan a entre 20 y 50 millones de toneladas anuales, o entre 3 y 7 kilogramos por persona por año.
Solamente en Europa se generan cada año unos 12 millones de toneladas de esos desechos, y se prevé que la cifra aumente en los próximos decenios a un ritmo del 4% anual como mínimo, casi tres veces más que el aumento de los desechos municipales.
Aun así, las tasas de reciclado han sido sistemáticamente bajas: según un informe anterior del Grupo Internacional de Gestión Sostenible de los Recursos, de cerca de 60 metales estudiados, menos de un tercio tiene una tasa de reciclado al final de su vida útil que supera el 50%, y hay 34 elementos con una tasa de reciclado de menos del 1%.