Frente al tradicional “fabricar, comprar, usar y tirar”, la economía circular apuesta por reciclar y reutilizar, una labor en la que los municipios pueden desempeñar un importante papel a la hora de concienciar a sus vecinos y facilitarles medios para que lo puedan llevar a cabo.
Con ese fin, y ante la preocupación por la escasez de recursos naturales y materia prima en Europa, en marzo del año pasado se firmó la Declaración de Sevilla, un documento que recoge una serie de medidas para promover un modelo de desarrollo urbano sostenible, inclusivo y resiliente, el empleo verde y el empleo social y resaltar el papel de los gobiernos locales en esta materia. Desde entonces, casi 190 municipios se han sumado a ese documento, lo que supone que cerca de ocho millones de habitantes se han comprometido a incluir en sus planes de política la sostenibilidad medioambiental.
Andalucía (con 44 municipios adheridos), Extremadura (con 23), Comunidad Valenciana y Madrid (con 19 cada una) son las autonomías con más ayuntamientos adscritos a la Declaración de Sevilla, que expresa el deseo de diferentes ciudades de fomentar una economía circular y ecológica y reincorporar así los residuos al proceso productivo. La Rioja, con un municipio, seguida de País Vasco (2), Navarra y Murcia, con tres cada una, son las comunidades autónomas que menos localidades tienen adscritas.
Un uso eficiente de los recursos
Más allá de la sostenibilidad y del reciclaje, el concepto de economía circular también insiste en hacer un uso eficiente de los recursos e incluso reutilizar espacios públicos. La Comisión Europea y el Parlamento Europeo aprobaron un paquete de iniciativas para construir una economía circular en Europa y desarrollar un nuevo modelo económico más ecológico y circular, en el que se ha basado la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) para desarrollar una política sostenible que apliquen las entidades locales.
Sin embargo, las asociaciones ecologistas no lo consideran suficiente y temen que la economía circular se acabe convirtiendo en un concepto en desuso, como el de desarrollo sostenible. Así lo advierte, por ejemplo, el coordinador del área de recursos de residuos de Ecologistas en Acción, Carlos Arribas, quien ha lamentado, en declaraciones a Efe, que la economía circular, tal y como está planteada, deje “muchas puertas abiertas”.
Bajo su punto de vista, la economía circular se puede entender desde una óptica desarrollista y productivista o desde una óptica de autocontención y sostenibilidad, y esta nueva forma de interactuar no puede centrarse exclusivamente en los materiales -por ejemplo para el reciclaje de residuos-, sino que debe incluir también energías renovables o producción limpia, aspectos en los que la economía circular queda desfasada. Para el subdirector de Medio Ambiente de la FEMP, Luis Enrique Mecati Granado, la Declaración de Sevilla pretende ser una “herramienta” para que los municipios apliquen políticas de economía circular.