La preocupación por el impacto de los microplásticos (partículas de menos de cinco milímetros) en el medio ambiente ha llevado a algunos países de la UE, como Reino Unido o Francia, a adoptar medidas para limitar su uso, principalmente, en el sector de los cosméticos. Sin embargo, faltaba una estrategia conjunta para toda la UE.
La Comisión Europea encargó a principios de 2018 a la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA, por sus siglas en inglés) que estudiara la posibilidad de limitar el empleo de los microplásticos que se añaden deliberadamente a diferentes productos. Y la ECHA apuesta por poner en marcha un paquete legislativo para suprimir su uso en detergentes y productos cosméticos, agrícolas y médicos.
«Si se adopta la restricción, el medio ambiente en la UE podría librarse de 400.000 toneladas de microplásticos a lo largo de 20 años», apunta esta agencia europea con sede en Helsinki.
Estas partículas son un problema para el medio ambiente y, según dejan entrever algunos estudios, podría serlo también para la salud. «Son pequeños», advierte la ECHA, «por lo que se pueden ingerir fácilmente y, eventualmente, introducirse en las cadenas alimenticias».
Además, son muy resistentes a la biodegradación ambiental, «lo que los lleva a estar presentes en el medio ambiente durante mucho tiempo». Y su degradación consiste en ir fragmentándose en partículas más y más pequeñas, hasta llegar convertirse en «nanoplásticos». «Son prácticamente imposibles de eliminar del medio ambiente después de ser liberadas», resume esta agencia europea.
Restringir su uso
Por todo ello, la ECHA propone restringir su uso, como ya había pedido el Parlamento Europeo. La propuesta de esta agencia, que se ha presentado este miércoles, se centra en los microplásticos que se añaden de forma intencionada a los productos.
En el medio ambiente en estos momentos hay dos tipos de microplásticos: los que son resultado de la fragmentación de plásticos como bolsas o botellas y los microplásticos de uso intencionado.
En este último caso, la ECHA ha encontrado estas partículas en un sinfín de productos: fertilizantes y productos fitosanitarios; cosméticos (productos enjuague y limpieza); detergentes y suavizantes; productos para limpieza y pulido; pinturas y tintas; productos químicos utilizados en el sector del petróleo y el gas; construcción; productos medicinales; y suplementos alimenticios y alimentos médicos.
Esos microplásticos llegan luego al medio ambiente, principalmente, «a través de las aguas residuales y los residuos sólidos municipales», apunta ECHA. Aunque también hay algunos casos en los que se liberan intencionadamente, como ocurre con algunos productos agrícolas.
La Agencia Europea de Productos Químicos concluye en su estudio que los microplásticos agregados intencionalmente «tienen más probabilidades de acumularse en ambientes terrestres», ya que las partículas se concentran «en los lodos de aguas residuales que se usan frecuentemente como abono».
Aunque también hay una parte que acaban en el mar. En cualquier caso, la ECHA advierte de que los vertidos de esta clase de plásticos no están «adecuadamente controlados».
Riesgos para los humanos
La ECHA reconoce el alto grado de incertidumbre sobre los efectos de los microplásticos y nanoplásticos en el medio ambiente. Incide en que debido a su tamaño pueden entrar en la cadena alimentaria.
Y, como han demostrado algunos estudios ya, ser ingeridos por los humanos. Pero la agencia admite que «los posibles efectos en la salud humana» todavía no están bien estudiados.
En algunos casos, como determinados tipos de exfoliantes, la agencia espera que a lo largo de 2020 sean los propios fabricantes los que eliminen el uso de microplásticos.
En otros, como el caso de fertilizantes o productos agrícolas (donde los impactos económicos pueden ser mayores) se propone un calendario para su supresión que ofrece una moratoria de entre cinco y diez años. La ECHA espera tener completada su propuesta en 2020 para que pueda ser aprobada por la Comisión Europea, que hace un año ya anunció su intención de vetar los microplásticos que se añaden deliberadamente a los productos.
Fuente: MANUEL PLANELLES / EL PAÍS,
Artículo de referencia: https://elpais.com/sociedad/2019/01/30/actualidad/1548836958_675335.html,