Cuando hablamos de microplásticos, hacemos referencia a pequeños fragmentos sintéticos de menos de 5 mm de tamaño que se han convertido en uno de los mayores desafíos medioambientales del siglo XXI. Dentro de esta categoría, las microfibras textiles, son los fragmentos que se desprenden de nuestras prendas durante su proceso de fabricación, uso y lavado. Estos diminutos contaminantes, son el desafío en el que la Unión Europea está trabajando para lograr mitigar el impacto de estos componentes en el medio ambiente.
¿Qué son las microfibras textiles?
Las microfibras son un tipo de microplástico que pueden desprenderse de los textiles durante el proceso de lavado, especialmente cuando se trata de prendas de fibras sintéticas como el poliéster, el nylon o el acrílico. A medida que la ropa se frota y se limpia en las lavadoras, pequeñas fibras se desprenden y llegan a los sistemas de agua residuales. Estas partículas son lo suficientemente pequeñas para no ser filtradas completamente por las plantas de tratamiento de aguas, lo que las lleva directamente a ríos y océanos.
Aunque la mayoría de las microfibras provienen de materiales sintéticos, las fibras naturales, como el algodón o la lana, también contribuyen a este problema. A pesar de que son biodegradables, su capacidad para adsorber contaminantes químicos los convierte en vehículos peligrosos que transfieren sustancias tóxicas a los ecosistemas acuáticos.
Figura 1: Microplásticos emitidos durante el lavado de prendas textiles
El impacto de las microfibras en los océanos
La contaminación por estos componentes es una preocupación global que afecta a todos los océanos del mundo. Se estima que los microplásticos primarios, aquellos que se liberan directamente al medio ambiente, representan entre el 15% y el 30% de todos los microplásticos presentes en el mar. El resto, los microplásticos secundarios, provienen de la degradación de residuos plásticos mayores.
Los peces y otros animales marinos ingieren estas partículas creyendo que son alimentos, lo que puede causar daños físicos y liberar sustancias tóxicas en sus cuerpos. Este proceso no solo pone en peligro la biodiversidad marina, sino que también afecta a los seres humanos, ya que los microplásticos pueden llegar a nuestra mesa a través del consumo de pescado y mariscos contaminados.
Europa y la lucha contra las microfibras
La Comisión Europea ha reconocido el grave problema que representan los microplásticos, incluidos los que se desprenden de textiles. En su estrategia de reducción de plásticos, ha dado pasos importantes para limitar la presencia de microplásticos en el medio ambiente. Una de las medidas más destacadas es el Reglamento 2023/2055, que restringe el uso intencionado de micropartículas de polímeros sintéticos en ciertos productos y mezclas, una señal clara del compromiso de Europa en reducir su liberación al medio natural.
Sin embargo, en lo que respecta a la emisión de microfibras textiles durante los lavados domésticos, todavía no existe una regulación específica. Este vacío normativo ha impulsado a la Comisión a evaluar nuevas estrategias que puedan controlar estas emisiones no intencionadas.
¿Qué prendas emiten más microfibras?
Uno de los desafíos clave es entender qué factores influyen en la emisión de microfibras durante el lavado de textiles. El Centro de Investigación e Innovación AITEX ha desarrollado una guía que ayuda a identificar los tipos de tejidos que generan más fragmentos fibrosos. Su análisis, basado en la norma ISO 4484-2, ha revelado datos interesantes sobre el comportamiento de diferentes materiales.
En cuanto a la composición de los tejidos, las fibras naturales y artificiales, como la viscosa, emiten más microfibras que las fibras sintéticas, como el poliéster. Asimismo, en lo que respecta a la estructura de los hilos, aquellos con fibras cortadas o con inserción de elastano en core-spun emiten más fragmentos que los hilos de filamento continuo o sin elastano.
El proceso de acabado textil también juega un papel importante. Las prendas sometidas a acabados físicos, como el perchado, o a tratamientos químicos, como los tintes reactivos, generan más microfibras que aquellas con acabados menos agresivos. Sin embargo, a pesar de estos hallazgos, no existe un valor estándar que permita clasificar los tejidos como “emiten mucho” o “emiten poco”. Las tasas de emisión varían significativamente entre los distintos ciclos de lavado y en función del tipo de prenda.
Un ejemplo de la emisión de microfibras
A modo de ejemplo, en la Figura 2 se muestra el comportamiento, en lo que se refiere a la emisión de microfibras, medida como pérdida de peso en porcentaje, de 2 familias de prendas, forro polar de poliéster 100%, y camiseta de algodón 100%, al ser sometidos a 10 ciclos de lavado a 40ºC en lavadora doméstica, sin detergente, solo con agua.
Se observa que el forro polar presenta una pérdida de peso en porcentaje ligeramente superior, que las camisetas tras el 1º lavado; sin embargo, a partir del tercer lavado el forro polar disminuye significativamente y estabiliza su tasa de pérdida de masa, hasta después de los 10 lavados realizados. Por el contrario, las camisetas de algodón siguen perdiendo masa de forma significativa tras el 3er lavado y siguientes, mostrando un comportamiento notablemente peor que los forros polares conforme acumulan lavados.
Referencias
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Carr, S.A., Liu, J., Tesoro, A.G., 2016. Transport and fate of microplastic particles in wastewater treatment plants. Water Res. 91, 174–82. https://doi.org/10.1016/j.watres.2016.01.002
La importancia de la innovación
Aunque la normativa y las investigaciones avanzan, eliminar completamente las microfibras de nuestros océanos sigue siendo un desafío enorme. Los avances tecnológicos y las prácticas más sostenibles en la industria textil son fundamentales para frenar esta forma de contaminación.
Es crucial seguir promoviendo la innovación en el diseño de tejidos y métodos de fabricación para reducir la liberación de microfibras. Al mismo tiempo, se debe aumentar la conciencia sobre las mejores prácticas para los consumidores, como el uso de bolsas de lavado especializadas que retienen microfibras o elegir prendas fabricadas con materiales menos contaminantes.
Conclusión
Las microfibras textiles, una amenaza silenciosa, continúan acumulándose en nuestros océanos y ecosistemas. La Unión Europea ha tomado las primeras medidas hacia su regulación, pero aún queda mucho por hacer para proteger nuestros recursos naturales. La industria textil, los legisladores y los consumidores deben unirse para abordar este problema de manera efectiva, reduciendo la emisión de microfibras y promoviendo alternativas sostenibles. Solo así podremos proteger nuestros océanos y garantizar un futuro más limpio para las próximas generaciones.
El proyecto E-µPLAST cuenta con el apoyo de la Conselleria Conselleria de Innovación, Industria, Comercio y Turismo de la Generalitat Valenciana, a través del IVACE