El 2017 se cerró con un nuevo récord de basura electrónica generada a nivel mundial: según un informe de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (IUT), los denominados residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) superaron los 46 millones de toneladas el pasado año, una cantidad de chatarra equivalente a 4.500 veces los materiales que componen la torre Eiffel de París. Las predicciones apuntan que la cifra ascenderá hasta los 50 millones de toneladas en 2018.

El mismo trabajo, con datos de la Universidad de Naciones Unidas (UNU), señalaba que solo alrededor de un 20% de todo ese montón de basura tecnológica se recicla. Pero estos porcentajes, que ya resultan preocupantes, solo nos muestran una cara de la gestión ineficiente de los recursos. ¿Por qué no cambiar de punto de vista y hablar de cantidades de dinero?

Desde esta otra perspectiva también se han aportado cifras interesantes. Como que al no aprovechar los materiales recuperables de los residuos electrónicos podemos llegar a perder 55 billones de euros al año. O que, según otro estudio publicado este mes en la revista Environmental Science & Technology, sale 13 veces más caro extraer de la tierra los minerales para fabricar nuevos dispositivos que obtenerlos a través de minería urbana, es decir, recuperarlos a partir de los usados.

Los electrodomésticos, ordenadores, móviles y resto de aparatos que tiramos, almacenamos o llevamos, en el mejor de los casos, a lugares habilitados para su recogida, guardan cierta cantidad de hasta 60 elementos de la tabla periódica, muchos recuperables. Entre ellos se encuentran desde metales preciosos como el oro, la plata, el cobre, el platino y el paladio a metales pesados como el oro y el aluminio.

COBRE, ORO Y ALUMINIO POR UN TUBO

El tubo catódico de un televisor de los de toda la vida, por ejemplo, contiene alrededor de 450 gramos de cobre, más de 250 gramos de aluminio y en torno a medio gramo de oro. Los autores del trabajo más reciente, investigadores de las universidades Tsinghua (China) y Macquarie (Australia), analizaron los datos de ocho empresas de reciclaje chinas para calcular el precio de obtener cobre y oro a partir de estas piezas por minería urbana.

La mayor parte de la basura electrónica del país asiático son televisores, acumulados por largo tiempo en hogares y oficinas e introducidos en el sistema de gestión de residuos a partir del 2011, cuando entró en vigor la legislación sobre el reciclaje de los desechos tecnológicos en el territorio.

Fuente: eldiario.es,



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