La carne roja siempre es un motivo de interés y controversia asegurada, tanto para los amantes de este alimento como para sus detractores. Recientemente, la revista científica BMJ Global Health ha publicado un nuevo estudio en el que señala que sustituir parte del consumo de carne roja por sardinas o anchoas podría evitar la muerte de hasta 750.000 personas de aquí a 2050. Sitúa a este tipo de peces forrajeros como posible alternativa a la carne roja para reducir la enfermedad isquémica del corazón.
Este trabajo viene a potenciar las clarísimas recomendaciones oficiales sobre la cantidad saludable de ingesta de carnes rojas (de res, ternera, cerdo, cordero, caballo, y cabra). Fue en 2015 cuando la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), organismo dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró la carne roja como potencialmente carcinogénica. Concretamente, lo que la ciencia ha observado es un aumento de riesgo asociado con consumo abusivo y excesivo de carne roja.
Los beneficios de la carne roja
Los organismos sanitarios recomiendan reducir su consumo, pero no eliminarlo, ya que las carnes rojas cumplen una función importante en nuestra dieta equilibrada. Según los expertos, aportan un alto valor nutricional, proteínas de alta calidad, magnesio, hierro, zinc, vitaminas como la B12, B1, B2, B3, B6 y niacina. En definitiva, la OMS aconseja la ingesta semanal de 500 gramos de carne, de los cuales 200 podrían ser de carne roja.
Es decir, la clave está en las cantidades y aquí entra en escena el nuevo estudio publicado por BMJ Global Health, que presenta como alternativa los arenques, las sardinas, las anchoas… Un tipo de pescado azul que podría sustituir al 8% de la carne roja mundial, tal y como señalan los expertos del trabajo, elaborado en colaboración entre el Instituto Nacional de Estudios Medioambientales de Tsukuba (Japón) y la Universidad de Queensland (Australia). Poseen una elevada concentración en nutrientes esenciales y ácidos grasos poliinsaturados omega 3 (DHA y EPA), lo que se asocia con evidentes beneficios cardio metabólicos.
La huella de la carne roja en el planeta
De esta manera, no sólo mejoraría la salud humana, también la del planeta, ya que el consumo de carne roja tiene un significativo impacto en la emisión de gases de efecto invernadero. Un estudio de la revista Science publicado en 2018 afirmaba que alrededor de un 25% de las emisiones al año procedían de la alimentación y de éstas, casi el 60% correspondía a los productos animales y la mitad derivaba de la producción de carne de ternera y cordero. De hecho, se estima que la carne de vaca genera una huella de carbono cuatro veces superior a la del pollo, por ejemplo.
En resumen, reducir el consumo de carnes rojas no sólo sería beneficioso para su salud, también se lo agradecerá el planeta.