Las autoridades españolas han notificado mediante el Sistema Rápido de Alerta para Alimentos y Piensos (RASFF) una alerta alimentaria por la presencia de sulfitos sin declarar en el etiquetado de vino procedente de España. La detección del alérgeno se produjo durante un control en el mercado debido a que el producto ya había sido distribuido, incluso, a otros países de la Unión Europea como Portugal. La medida tomada ante esta situación ha sido la retirada del producto por parte de los receptores del mismo.
¿Qué son los sulfitos?
Los sulfitos son compuestos derivados del dióxido de azufre, se emplean como aditivos en la industria alimentaria por su efecto conservante o antioxidante. Su uso en alimentos está autorizado en la Unión Europea por el Reglamento (CE) n o 1333/2008 del Parlamento Europeo y del Consejo sobre aditivos alimentarios.
En el caso del vino, los sulfitos se generan de forma natural durante la fermentación de las levaduras en cantidades muy bajas. Sin embargo, muchos productores deciden añadirlo como aditivo alimentario dentro de los límites establecidos por la legislación alimentaria de la Unión Europea dado que incrementa la conservación del vino, además de tener otros beneficios como la activación de la fermentación.
¿Son alérgenos los sulfitos?
El problema con los sulfitos se presenta en el caso de las personas alérgicas a este tipo de compuestos. El dióxido de azufre y los sulfitos están categorizados como alérgenos alimentarios de declaración obligatoria en el etiquetado de los alimentos por el Reglamento (UE) nº 1169/2011 sobre la información alimentaria facilitada al consumidor. Estas sustancias deben aparecer con una tipografía destacada en la lista de ingredientes para que sean fáciles de reconocer por la persona que va a adquirir el producto, cuando se encuentran presentes en el producto en cantidades superiores a 10 mg/litro.
Por este motivo, es fundamental que los operadores de la industria alimentaria conozcan y cumplan la legislación aplicable a su actividad, no solo por para poder comercializar sus productos en el mercado y superar los controles oficiales que se lleven a cabo, sino también, para garantizar la seguridad alimentaria de sus consumidores.
Fuente: Nataly Fanizzi/ Técnico de Calidad y Seguridad Alimentaria de Ambientum