En un momento en el que más del 50% de la población ya vive en zonas urbanas, según la OMS, los autores del estudio –titulado Global Sustainability Perspective ("Perspectivas sobre la sostenibilidad mundial")– insisten en que las ciudades deben afrontar "las consecuencias potencialmente catastróficas del cambio climático".
Así, el informe ofrece ejemplos reales de iniciativas de resistencia y adaptación de materiales de construcción en edificios de Nueva York y otras ciudades destacadas a escala mundial, que se centran en cuatro temáticas principales: la importancia de la resistencia urbana a medida que la población aumenta, la protección contra inundaciones, creación de barrios sostenibles y el intercambio de ideas entre ciudades.
En el caso de la resistencia, el estudio señala que debe aumentar en función del incremento de la población y recuerda que, en la mayoría de los casos, las consecuencias de los acontecimientos catastróficos se pueden contener si las ciudades aumentan la resistencia de sus sistemas e infraestructuras.
Asimismo, indica que una ciudad resistente cuenta con capacidad de respuesta y planes de contingencia para los sistemas de infraestructuras clave; flexibilidad para adaptarse y evolucionar al ritmo del cambio climático; limitación de los riesgos con el fin de contener las consecuencias de un fallo en los componentes del sistema de infraestructuras y capacidad para una rápida recuperación tras una perturbación meteorológica. De este modo, prosigue, las ciudades pueden mitigar los riesgos de los desastres naturales abordando estos aspectos en materia de resistencia.
Respecto a la prevención de las inundaciones, el documento especifica que los debates sobre la adaptación de los entornos urbanos no pueden dejar de lado los devastadores efectos de las inundaciones. En este punto, menciona un reciente informe de Nature Climate Change que predice que el gasto mundial medio en inundaciones urbanas ascenderá a 60.000 millones de dólares en 2050 si las ciudades invierten en estrategias de adaptación, y a un billón de dólares si no lo hacen.
A modo de ejemplo, indica que Bombay aumentó la profundidad y anchura de sus ríos más importantes, construyó nuevas estaciones de bombeo para transvasar las aguas pluviales al mar e instaló medidores de caudal río arriba para poder detectar las inundaciones de forma temprana; mientras que Venecia están construyendo un sistema de barreras marítimas móviles para cerrar las entradas de agua cuando hay marea alta y en Kuala Lumpur está invirtiendo más de 600 millones de dólares en la construcción de un túnel para conducir el agua durante las crecidas, estanques de retención de inundaciones y un sistema de drenaje de gran volumen, entre otros ejemplos.
Sobre la sostenibilidad de los barrios, el estudio subraya que es fundamental para la resistencia de las ciudades y añade que las microcomunidades, como los barrios y distritos, pueden marcar la diferencia, especialmente en la preparación y respuesta ante los acontecimientos provocados por el cambio climático.
En este punto, hace referencia a la iniciativa que llevan a cabo varias ciudades norteamericanas –como Seattle, Los Ángeles, Pittsburgh y Cleveland– bajo el lema "2030 District", que está ayudando a las ciudades a desarrollar centros urbanos geográficamente definidos y a marcarse objetivos a nivel de distrito para ahorrar energía y agua y reducir las emisiones procedentes de los vehículos.
Por último, el estudio detalla que algunas ciudades están compartiendo conocimientos para mejorar su resistencia, en alusión al Grupo de Liderazgo Climático, también conocido como C40; o la iniciativa Better Buildings Partnership (BBP).
En palabras de la directora del Departamento de Sostenibilidad de JLL para el Reino Unido, Julie Hirigoyen, "las ciudades pueden aprender las unas de las otras sobre cómo ser resistentes ante los sucesos meteorológicos extremos causados por el cambio climático".
"Eso implica adaptar al futuro cada aspecto de la ciudad: prevenir las inundaciones provocadas por el aumento del nivel del mar y replantearse las infraestructuras, las redes eléctricas, el suministro de alimentos, la asistencia sanitaria, las telecomunicaciones, el transporte, el agua y la gestión de residuos, entre otros aspectos", añade.