Desde hace décadas, la contaminación atmosférica, el calentamiento global, la pérdida de biodiversidad y el agotamiento de recursos parecen abocarnos aceleradamente a una catástrofe sin precedentes si no hacemos ciudades participativas para la transición energética.
Vivimos, así, una emergencia sistémica que puede constatarse en cualquier rincón del planeta y cuyos elementos, íntimamente relacionados entre sí, dan lugar a crisis igualmente severas en otros órdenes, como constatamos actualmente en el ámbito sanitario.
Preguntarnos acerca de cómo hemos llegado a este antropoceno nos debería hacer reflexionar sobre nuestro actual modelo de desarrollo urbano-agroindustrial gracias al cual la huella del ser humano ha sobrepasado los límites planetarios. En particular, el continuado uso de fuentes energéticas no renovables, que está poniendo en serio riesgo la supervivencia planetaria tal y como la conocemos.
El cambio de este modelo se librará fundamentalmente en los centros urbanos. Y, en particular, el rol de los gobiernos locales es clave. Pero para materializarlo, se necesitan modelos de gobernanza de sostenibilidad energética con los que poner en marcha planes y actuaciones de transformación sistémica que consigan trascender la sectorialización de las administraciones locales y promuevan la participación y el liderazgo de la ciudadanía, con el fin de superar los modelos energéticos excluyentes, insostenibles y vulnerables que actualmente caracterizan nuestros espacios urbanos.
Transición energética
En este contexto, desde el Área de Estudios e Innovación Social de Fundación Tomillo, una entidad que trabaja por la inclusión social y educativa en el sur de la ciudad de Madrid, se ha llevado a cabo un proceso de investigación titulado “Procesos urbanos participativos para el cumplimiento del ODS 7: un análisis desde la ciudadanía global en Europa y España” para la Subdirección General de Ciudadanía Global y Cooperación Internacional del Ayuntamiento de Madrid.
Su meta es inspirar las políticas locales desde una perspectiva de ciudadanía global, identificando respuestas participativas y socialmente innovadoras.
Este proceso analizó 6 prácticas urbanas participativas inspiradoras
Prácticas urbanas participativas realizadas en España
- Mesa de Transición energética y Mesa contra la Pobreza Energética (Cádiz, España): A finales de 2015 el Ayuntamiento de Cádiz crea estos dos espacios en los que la ciudadanía se reúne periódicamente para participar en el proceso de definición del futuro energético de la ciudad e impulsar un cambio en el modelo y la cultura energéticos que reduzca su impacto ecológico.
- Puntos de Asesoramiento Energético (Barcelona, España): Desarrollados desde 2017, se trata de un servicio de carácter universal, cuyo responsable es el Área de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Barcelona, a través de 11 espacios que tienen como fin combatir la pobreza energética y promover un cambio en la cultura energética de la ciudadanía mediante la atención, empoderamiento, capacitación y asesoramiento de individuos y familias así como la inserción sociolaboral en el ámbito del empleo verde.
- Vilawatt (Viladecans, España): Con el objetivo de situar a la ciudad en el camino hacia la transición energética y liderada por su gobierno local, Viladecans ha puesto en marcha un operador energético local participado por la ciudadanía, iniciativas de sensibilización, formación y acompañamiento para el cambio de cultura y mejora de la eficiencia energética en viviendas, comercios y centros escolares, renovaciones energéticas integrales de edificios y una moneda electrónica, de curso legal, denominada Vilawatt y asociada a la capitalización del ahorro energético fruto del nuevo operador y al fomento del comercio local.
Prácticas urbanas participativas realizadas en el extranjero
- Leuven 2030 (Lovaina, Bélgica): Se trata de un proceso participativo para la implementación de la Hoja de Ruta para el Cambio Climático hacia 2025, 2030 y 2050 en la que la ciudad, capital europea de la innovación 2020, moviliza sus recursos hacia la descarbonización. El proceso se ha articulado alrededor de un consorcio público-privado denominado Leuven 2030, en el que 600 agentes locales se encuentran representados equitativamente en sus órganos de decisión, incluyendo empresas, entidades financieras, empresas sociales, organizaciones de defensa de la sostenibilidad, cultura, instituciones académicas y de conocimiento, así como la ciudadanía a título individual.
- Comunidad Energética de Brixton (Londres, Reino Unido): Conjunto de cooperativas ciudadanas que, desde 2011, suministran energía eléctrica a tres comunidades de vecinos del sur de Londres a través de paneles fotovoltaicos instalados en sus techos. Su objetivo es generar resiliencia y oportunidades de desarrollo a la ciudadanía a través su empoderamiento en materia de energía, inclusión social y desarrollo comunitario, competencias sociales e inserción laboral. Brixton constituyó el primer proyecto de “Repowering London”, una plataforma nacida para replicar experiencias de participación y democracia energéticas.
- Partenariado y Agencia para el Cambio Climático de Manchester: Consiste en una plataforma de 70 agentes sociales y ciudadanos que, apoyados por una agencia independiente que lidera la lucha contra el cambio climática en la ciudad, canaliza la participación ciudadana y desarrolla actuaciones en el marco de su estrategia para la descarbonización a 2038.
Orientación hacia la transición energética
En definitiva, las experiencias reseñadas pueden servir de orientación a que, desde otros contextos urbanos, se puedan abordar los desafíos globales ligados con la energía a los que todos y todas debemos enfrentarnos. Solo mediante un cambio cultural y sistémico nos podremos situar en una transición energética que nos conduzca hacia un planeta ecológicamente sostenible y socialmente justo.