Alimentación sostenible

En un mundo cada vez más consciente y respetuoso con nuestro planeta, la alimentación sostenible adquiere un papel muy relevante, pero ¿es accesible a todos los bolsillos? A tenor de los resultados de un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), no parece que sea realmente sencillo sumarse a una alimentación sostenible. Resulta que sale un 62% más costosa. 

El incremento no es precisamente pequeño, sobre todo si tenemos en cuenta las subidas experimentadas en el sector de la alimentación en los últimos tiempos (12,9% en 2023). En definitiva, supone un importante esfuerzo que no todos los hogares pueden asumir. 

Obviamente, el sobrecoste varía en función del producto. Por ejemplo, las hortalizas de temporada alcanzan una subida del 110%; en las patatas, del 83%; en huevos, del 80% y en las frutas de temporada, del 76%. Estos son los alimentos donde más diferencia ha encontrado el estudio. En otros, como “el pescado con sello MSC, el precio apenas se encarece el 10%, en la carne de cerdo y ternera el 22%, en el aceite de oliva el 31% y en los cereales (preferiblemente integrales, como pan, arroz y pasta) el 36%”. En cuanto a los frutos secos, las legumbres secas y los lácteos, las diferencias varían entre el 40% y el 60%. 

Motivos del sobrecoste

¿Por qué encarecen los precios de los alimentos ecológicos? Para empezar, cabe aclarar algunas peculiaridades de este tipo de alimentos. Provienen de tierras donde se emplean fertilizantes naturales, con rotación de cultivos y donde se evita la sobreexplotación del terreno, lo que se traduce en un menor impacto ambiental. 

En este sentido, tal y como señala el Comité de Agricultura Ecológica de la Comunidad Valenciana (CAEVC), la agricultura tradicional genera un 60% de pérdida de diversidad terrestre, un 33% de suelos degradados, un 24% de emisiones de gases de efecto invernadero y un 20% de sobreexplotación de acuíferos. 

Beneficios y certificado oficial

Con el objetivo de evitar todo esto, la agricultura ecológica paga el precio a la hora de tener una producción menor por superficie y tiene mayores costes de mano de obra. Por otro lado, convendría tener en cuenta un dato interesante y es que la “producción ecológica y el consumo de estos alimentos puede suponer un ahorro importante de miles de millones de euros en costes climáticos y ambientales”, según reza en su web el Consejo Regulador de Agricultura Ecológica de Galicia. 

La realidad es que la Unión Europea establece que en el año 2030, el 25% de la tierra cultivable sea ecológica. Hasta entonces, hay muchos aspectos que dibujar y otros que requieren mejora. No sólo por una cuestión de precios. Como recuerdan desde la OCU, “hoy por hoy no existe un certificado oficial que valore el impacto de factores como el consumo del agua, el transporte o el envasado desde su producción hasta su venta, tanto sobre el medio ambiente como sobre la comunidad local”. La OCU, junto con las organizaciones europeas de consumidores, exige a las autoridades europeas el desarrollo de un certificado de sostenibilidad para que el consumidor pueda escoger con criterio.

 

Redacción Ambientum



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