La eólica, una de las principales fuentes de energía renovable en España, está enfrentando desafíos para alcanzar los ambiciosos objetivos marcados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). A pesar de contar con una industria sólida y un gran potencial, el ritmo de instalación de nueva capacidad eólica se ha ralentizado en los últimos años.
Según los últimos datos, España ha instalado menos de 1 GW de potencia eólica anual en los últimos dos años, una cifra muy por debajo de lo necesario para cumplir con los objetivos del PNIEC. Aunque el país cuenta con una industria eólica sólida y competitiva, diversos factores están obstaculizando su crecimiento.
Industrias Netas Cero
Uno de los principales desafíos es la complejidad de los trámites administrativos y la falta de agilidad en la tramitación de permisos. Las nuevas normativas europeas, como el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM) y la Ley de Industrias Netas Cero, aunque necesarias para impulsar la transición energética, también introducen nuevas incertidumbres para el sector.
Otro factor limitante es la falta de planificación territorial adecuada para el despliegue de la energía eólica. La identificación de zonas aptas para la instalación de parques eólicos, así como la gestión de los posibles impactos ambientales, son aspectos clave que deben abordarse de manera eficiente.
Capacidad eólica
La presidenta de la Asociación Española de la Energía Eólica (AEE), Rocío Sicre, ha destacado la importancia de acelerar el ritmo de instalación de nueva capacidad eólica, pero ha subrayado la necesidad de hacerlo de manera ordenada y eficiente. En este sentido, la AEE ha presentado un mapa de zonificación del almacenamiento energético en España, una herramienta clave para optimizar la integración de las energías renovables en el sistema eléctrico.
A pesar de los desafíos, el sector eólico español sigue siendo un motor de crecimiento económico y generación de empleo. La industria eólica española cuenta con una gran experiencia y un alto nivel de competitividad a nivel internacional. Sin embargo, para consolidar su liderazgo y contribuir a la descarbonización de la economía, es necesario superar los obstáculos actuales y acelerar la transición hacia un sistema energético más limpio y sostenible.
