Patrimonio productivo
La directora general de Desarrollo Rural y Política Forestal del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Begoña Nieto, ha subrayado hoy la importancia de conservar el suelo como patrimonio productivo de bienes y servicios materiales y medioambientales imprescindibles para la vida.
Un objetivo, ha señalado, que exige dar a conocer e impulsar la puesta en práctica de técnicas agronómicas que contribuyan a mejorar la condición de los suelos desde el punto de vista agrario, como la iniciativa a la que se ha adherido España, que supone el compromiso de lograr un incremento sostenido de 4×1000 anual en el contenido del carbono orgánico en el suelo.
Este proyecto, ha afirmado Nieto, es un ejemplo de agricultura de conservación, ya que consiste en la realización de prácticas agrarias ecológicas que permite frenar la degradación de las tierras, incrementar su fertilidad y rendimiento y, a la vez, ofrecer una solución viable en áreas semiáridas con suelos pobres y vulnerables, a través del uso de cultivos tradicionales. Unos objetivos que compartimos, ya que son un perfecto ejemplo de agricultura sostenible económica, social y medioambientalmente, ha añadido la directora general.
Aportaciones de la PAC
En el marco de la conservación del suelo, Nieto ha resaltado la importancia de los instrumentos incorporados en el nuevo periodo de la PAC 2014 – 2020, a través de los cuales se apoyan prácticas que pueden contribuir a la mejora de la conservación de los suelos agrícolas.
Entre esos instrumentos ha destacado el “pago verde” o “greening”, de primer pilar de la PAC, siempre que se respeten determinadas prácticas medioambientales.
También ha resaltado las medidas agroambientales, forestales y de agricultura ecológica contempladas en el segundo pilar de la PAC, en el marco de los Programas de Desarrollo Rural, por su papel en la gestión del suelo y por su contribución al secuestro de carbono orgánico.
La conservación, ha concluido la directora general, se debe tener muy en cuenta en España, para lo que es necesario promover prácticas agrarias sostenibles que mejoren el suelo y sean económicamente rentables para el agricultor.