La inteligencia artificial (AI) se está introduciendo rápidamente en todas las capas en que se estructura el ecosistema digital. Quien domine esta tecnología lo controlará. Además, puede afectar a la privacidad y a la seguridad de sus usuarios.
Las redes 5G conseguirán que el usuario tenga en su terminal móvil las mismas prestaciones y experiencia que cuando accede a Internet a través de la fibra óptica y, sobre todo, hará realidad la Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés). La combinación de la AI y el 5G transformará el ecosistema digital.
Este ecosistema está actualmente dominado por unas pocas grandes plataformas en línea y unos pocos proveedores de tecnologías –las de hoy y las de mañana– radicados en EE. UU. y China.
El ecosistema está sometido, además, al fenómeno de geopolitización de la economía mundial. Se trata de un proceso reciente en el concierto internacional de las naciones, por el que las grandes potencias están alterando las reglas de juego de la competencia para proteger sus intereses y desplazar a los competidores sin respetar las reglas multilaterales. Así, el control del ecosistema digital se ha situado en el centro de la creciente rivalidad geopolítica.
¿Cómo y dónde poner los límites del ecosistema digital?
En este escenario, surgen muchas preguntas sobre la gobernanza y regulación del ecosistema digital relacionadas con distintos aspectos:
- La transformación digital de la actividad económica conlleva la captura, almacenamiento y el procesado de datos. Los datos personales, que forman parte del modelo de negocio de los servicios digitales, se han convertido en uno de los principales activos de la nueva economía digital. ¿Cómo podemos garantizar la defensa de la privacidad, la protección de datos personales, la ciberseguridad y otros derechos fundamentales recogidos en las constituciones de los países? ¿Cómo garantizar estos derechos en un escenario de despliegue masivo de la inteligencia artificial?
- Una buena parte de los nuevos productos y servicios digitales se ofrecen a nivel global sobre la Internet abierta o sobre grandes plataformas sometidas a una gobernanza multistateholder de naturaleza técnica y a las regulaciones nacionales de protección de derechos de sus ciudadanos. Por el contrario, las redes y servicios de telecomunicación están sometidas además a una fuerte regulación de competencia que les sitúa en desventaja para competir en los mercados digitales. ¿Qué podemos hacer para garantizar el equilibrio (el level playing field) entre los agentes que intervienen en los mercados digitales?
- ¿Cómo pueden los países garantizar su soberanía digital en un escenario de geopolitización de la economía global en el que las grandes potencias han hecho del control del ecosistema digital uno de sus principales objetivos? ¿Qué puede hacer Europa?
El lugar de la Unión Europea
Conscientes de que la digitalización será la fuente principal del crecimiento económico y la competitividad de las naciones, los Estados miembros de la Unión Europea quieren ser protagonistas del desarrollo y control del ecosistema digital global.
La UE tiene a su favor el tamaño de su mercado, obtenido tras decenas de años de eliminar barreras entre países para conseguir un mercado único digital, la potencia de las economías de sus países miembros y su liderazgo en aspectos claves de la regulación de ecosistema digital. En contra, que son empresas de EE. UU. y China quienes lideran las tecnologías y las grandes plataformas online que habilitan la digitalización.
El desafío para la Unión es impresionante, porque en la actualidad su base económica, tecnológica e industrial en el ecosistema digital es muy limitada. Además, Europa corre el riesgo de ensimismarse en su protagonismo regulador y abandonar definitivamente el desarrollo de las tecnologías y campeones europeos capaces de competir en el mercado global.
Artículo de referencia: https://theconversation.com/quien-gobierna-el-ecosistema-digital-148041,