Las regulaciones y automatismos de las bocas de aspiración mejoran la eficacia de las barredoras.
Existen dos tipos fundamentales de barredoras en función del sistema de recogida de residuos: las de arrastre y las de aspiración.
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Barredora de arrastre. Este tipo de barredora basa su eficacia en dos grupos de cepillos que arrancan del suelo los residuos y los dirigen hacia el centro de la máquina. En la parte frontal suele llevar un equipo de humectación para evitar la formación de polvo. Tras los rociadores se encuentran los cepillos delanteros, que tienen por misión ampliar el ancho de barrido, arrancar y recoger todos los residuos depositados en la línea de bordillo y guiarlos a la línea de acción cubierta por el cepillo posterior, encargado de recogerlos.
Su pieza fundamental es el cepillo trasero, que recibe la totalidad de los residuos recolectados. Su misión fundamental es separarlos de la calzada y lanzarlos hacia arriba, donde caen, por gravedad, en la cinta transportadora que los lleva a la tolva de almacenamiento.
Una parte importante del volumen de la máquina lo constituye el depósito de residuos, pues este tipo de máquinas, más apropiado para altos grados de ensuciamiento, precisa de una tolva de gran capacidad para evitar pérdidas de productividad por excesivos desplazamientos para descargar.
Todos los elementos, al ser regulables, unos de forma permanente en el taller de mantenimiento y otros en la propia operación de barrido, confieren a estas máquinas una gran adaptación a condiciones especiales o particulares.
Para estas barredoras es frecuente el uso de vehículos de tres ruedas, que permiten una mayor maniobrabilidad y flexibilidad en la operativa.
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Barredora de aspiración. Este tipo de barredoras está destinado a áreas con menor grado de ensuciamiento en las que se desee un acabado más perfecto y el barrido de un mayor porcentaje del polvo depositado sobre los pavimentos. Las baterías de cepillos tienen en este caso la misión más concreta de concentrar los residuos bajo la tolva de aspiración. Los residuos y el polvo atmosférico depositado en la vía pública son aspirados y arrastrados hacia un depósito. Su propio principio de funcionamiento hace que estas máquinas sean propensas a la formación de polvo, pero la mayor humectación y, sobre todo, su uso en áreas menos suciedad, reduce el riesgo de molestias.
La regulación de la altura de la boca de aspiración, su movimiento automático para evitar obstáculos que puedan dañarla y la elevación y acercamiento de cepillos y mecanismos, hacen de estas máquinas equipos sofisticados que deben ser sometidos a un control y mantenimiento muy exigentes. En los últimos años, se ha desarrollado una tendencia hacia la simplificación de estos equipos, en especial los de tamaño medio, que los está haciendo cada vez más útiles y fiables.
Cada uno de estos tipos de barredoras presenta una serie de ventajas e inconvenientes que hacen que su elección deba ser estudiada cuidadosamente.
Las barredoras de aspiración de gran capacidad montadas sobre camión tienen la ventaja de alcanzar hasta los 100 km/h en su desplazamiento, velocidad muy superior a la de las barredoras de arrastre, que suelen ir montadas sobre chasis autoportante y generalmente no llegan a superar los 50 km/h.
Las barredoras sobre chasis propio tienen muy buena maniobrabilidad y su radio de giro es menor a los de las barredoras montadas sobre camión. Algunos modelos llevan tres ruedas, pudiendo estar la rueda directriz tanto colocada en la parte delantera como en la trasera. Otros modelos de cuatro ruedas llevan las dos traseras montadas prácticamente como ruedas gemelas, que a su vez son las directrices. En otros modelos de cuatro ruedas, las cuatro son directrices.
En cuanto a la capacidad de descarga en puntos intermedios de su recorrido, generalmente situados en la ciudad, las tolvas de las barredoras sobre chasis autoportante se elevan a alturas que les permiten descargar sobre contenedores de escombros o de residuos sólidos urbanos, o incluso sobre la caja de un camión.
Las barredoras de aspiración sobre camión descargan por el sistema de volquete y deben hacerlo directamente sobre el suelo, lo que les obliga a desplazarse a una planta de transferencia, cuando no directamente al punto de disposición final de los residuos.
Las barredoras de pequeño tamaño para calles estrechas de cascos históricos o para aceras y áreas peatonales van montadas sobre chasis autoportantes con características técnicas muy similares en cuanto a velocidad de desplazamiento, velocidad de trabajo y capacidad de carga. Por esta razón, en los criterios de elección deben barajarse aspectos como cantidad y tipo de residuos, facilidad y economía de las operaciones de mantenimiento. El barrido mecánico es el tratamiento más económico dada su excelente productividad, pero las barredoras precisan de unas operaciones de mantenimiento costosas para su óptimo funcionamiento, sobre todo en la sustitución de los cepillos.
- Accesorios de las barredoras. Para mejorar las condiciones de trabajo y dar un mejor acabado, los fabricantes han dotado a las barredoras de una serie de accesorios mecánicos entre los que destacan: Tercer cepillo. Como complemento a los dos cepillos delanteros de los que disponen todas las barredoras, algunos modelos incorporan un tercer cepillo de eje vertical colocado en el extremo de un brazo articulado accionado hidráulicamente; este brazo está acoplado sobre la parte frontal de la máquina y en su parte inferior. El cepillo, una vez colocado por el conductor mecánicamente y desde la cabina en la posición deseada, permite ampliar la anchura de trabajo de la franja de calzada o acera, o barrer a la vez el bordillo y la acera, siempre que esta sea de anchura inferior a un metro y no tenga excesivos obstáculos que obliguen a retirar el cepillo continuamente.
- Mangote de aspiración. En las barredoras de aspiración, independiente de su tamaño, o incluso en algunos modelos de arrastre mecánico que incorporados un depresor en la tolva de carga, se puede instalar un mangote de aspiración. Este elemento, acoplado en la parte superior del vehículo y sujeto por una pértiga giratoria para hacerlo más manejable, permite a un operario auxiliar utilizar la fuerza de aspiración de la barredora para succionar residuos acumulados en puntos muy concretos, como pueden ser los alcorques de los árboles, o que hayan sido amontonados previamente de forma manual como en el caso de la recogida de hojas.
Una vez repasados los principios fundamentales del funcionamiento de las barredoras y sus accesorios, es conveniente analizar los diversos tipos existentes. El mercado ofrece un amplio abanico de opciones:
- Barredoras pesadas con capacidad de tolva de carga de hasta 7 m3.
- Barredoras medianas con capacidad de tolva de carga de hasta 5 m3.
- Barredoras pequeñas con capacidad de tolva de carga de hasta 2 m3.
ADEMÁS EXISTE UNA SERIE DE BARREDORAS ESPECIALES:
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Mini barredoras. Son barredoras autopropulsadas, montadas sobre chasis autoportante y dotadas de un depósito para residuos de capacidad inferior a los 300 litros, con sistema de carga por aspiración. Su longitud es inferior a los 2 metros y su anchura no alcanza los 90 centímetros. La anchura de barrido es de 75 centímetros y su peso no llega a una tonelada. Estas barredoras son indicadas para el barrido mecánico de repaso en áreas peatonales con intensidad de tráfico. De características semejantes a estas barredoras, en las que el conductor va sentado en el interior de una pequeña cabina, las hay sin cabina e incluso modelos en los que el operario va de pie sobre una pequeña plataforma.
- Barredoras manuales. Son aquellas cuya fuerza de avance está proporcionada por el empuje del operarlo que las conduce en su desplazamiento a pie, o bien por medios mecánicos. Están dotadas de un motor Diesel o de gasolina y un depósito de residuos de capacidad inferior a 300 litros, siendo su sistema de carga por aspiración. Estas barredoras permiten también la limpieza de mantenimiento de aceras con intenso tráfico peatonal.
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Aspiradoras. Son máquinas autopropulsadas que aprovechan el principio de funcionamiento de las barredoras aspiradoras pero carecen de cepillos. Están destinadas a la aspiración de residuos acumulados en puntos concentrados. Son de pequeño tamaño; su longitud no llega a los 2,2 metros y su anchura es inferior a 1,3 metros, no superando su peso los 800 kilos. Van montadas sobre un chasis propio, normalmente de tipo triciclo, de gran maniobrabilidad, y propulsadas por motores Diesel o de gasolina. La aspiración la proporciona un ventilador centrífugo de aspiración directa, accionado hidráulicamente, al que va conectado un tubo de succión colocado en una pértiga con los mecanismos necesarios para que sea perfectamente manejable por el operarlo que conduce la máquina. La capacidad de carga es muy reducida, una bolsa plástica de 120 litros, pero tiene la ventaja de ser fácilmente recambiable. Están muy indicadas para repasos de limpieza de zonas peatonales en las que se acumula suciedad en lugares precisos, o como máquina auxiliar de una barredora de aceras para acceder a los rincones que escapan a la acción de los cepillos.
- Aspiradoras manuales de mochila. Son equipos autónomos ligeros que porta el operario. Su campo de acción es limitado; sin embargo, sus posibilidades de aspirar o de expulsar el aire las hacen útiles para las más singulares aplicaciones. Una de las prácticas es la de recoger por aspiración, y sin la mínima intervención del operario, residuos peligrosos como jeringuillas, que normalmente se encuentran siempre en las mismas áreas y rincones.
La maquinaria a utilizar en los tratamientos de barrido mecánico de calzadas, dependiendo de sus características, se concreta en:
- Barredora pesada.
- Barredora mediana.
- Barredora pequeña.
Barredora mecánicas están destinadas para mantener limpias las áreas peatonales incluso en los momentos de más afluencia
En cuanto a los tratamientos de barrido mecánico de aceras, se utilizarán:
- Barredora pequeña.
- Barredora ligera.
La elección dependerá de la adecuación de un equipo u otro a cada caso. El barrido mecánico de aceras puede estructurarse, según la anchura de estas, en el paso de una barredora pequeña varias veces o la formación de equipos de varias barredoras que abarquen la totalidad del ancho de la acera. Estos equipos pueden estar formados por barredoras no recogedoras cuya única misión es arrastrar los residuos y dejarlos concentrados en una franja estrecha, donde serán recogidos por una barredora convencional. Estos equipos sólo deben programarse cuando la anchura y longitud de las aceras de un sector lo justifique sobradamente.