Las organizaciones ecologistas y de conservación de la naturaleza Amigos de la Tierra, Greenpeace España, SEO/BirdLife, WWF/Adena, Ecologistas en Acción y la asociación ADECUNA de Aznalcóllar, exigen a la Junta de Andalucía y a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir soluciones definitivas a la permanente contaminación que sufre el río Guadiamar causada por las antiguas cortas y escombreras mineras, así como por la propia balsa que produjo la catástrofe de 1998.

Los grupos ecologistas han detectado que en la zona minera existen aún importantes focos de contaminación, que dañan los trabajos de restauración realizados y amenazan permanentemente al río Guadiamar y los espacios naturales de Doñana. A juicio de estas organizaciones, las administraciones públicas no están ofreciendo soluciones adecuadas al actual problema de vertidos contaminantes en el complejo minero de Aznalcóllar.

Tres son los focos de contaminación:

La balsa minera origen de la catástrofe: Presenta filtraciones que obligan a mantener en constante funcionamiento un sistema para enviar el agua contaminada a la corta minera. Si los lodos que contiene la balsa no son retirados e inertizados convenientemente, esta situación se prolongará indefinidamente.

Las cortas mineras: la corta de Aznalcóllar ha recibido desde 1998 residuos mineros contaminados de diversa procedencia, entre ellos los lodos tóxicos de la catástrofe, y aguas ácidas de la balsa siniestrada. Para evitar que su contenido suba hasta la cota cero, (nivel máximo considerado seguro para no contaminar el acuífero Niebla-Posadas), un sistema de bombeo envía el agua contaminada a una depuradora. Ésta, vierte su contenido de cuestionable calidad al río Agrio, afluente del Guadiamar. Por otro lado, en diversas ocasiones esta depuradora ha dejado de funcionar, incrementando peligrosamente el nivel de la corta. La acumulación de residuos en la corta fue una medida de emergencia, pero la misma no es un vertedero adecuado, por lo que sólo cabe una solución, la inertización de su contenido y el sellado de la corta, con la consecuente restauración ambiental de la zona.

Las escombreras mineras: Las escombreras del complejo minero acumulan residuos del propio recinto minero, así como procedentes del Polo Químico de Huelva, como resultado de años de tráfico ilegal y consentido de residuos tóxicos peligrosos (RTP). La mayor de ellas no se ha desmantelado y sus escorrentías vierten sin control al arroyo de los Frailes al no funcionar las medidas previstas para evitarlo. Este afluente del Ágrio, verdadera joya ambiental que conecta poblaciones de peces, plantas y anfibios protegidos desde la Sierra Norte hasta el Guadalquivir, presenta un aspecto desolador con un lecho de color naranja, producto de años de sedimentación tóxica. Las muestras recogidas por las asociaciones ecologistas en marzo de 2008 dan como resultado unos valores 50.000 veces superiores a lo permitido en cobre, 300 veces en arsénico, 6.400 veces en Cinc o 1.150 veces en níquel, sustancias vertidas con un fuerte incremento debido a las recientes lluvias de Abril.

Las seis organizaciones firmantes exigen a las administraciones públicas competentes –Junta de Andalucía y Confederación Hidrográfica del Guadalquivir- la restauración definitiva del complejo minero de Aznalcóllar, sellando de forma efectiva la balsa siniestrada y la corta minera, inertizando los materiales contaminantes y restaurando el Dominio Público Hidráulico (arroyo de los Frailes, ríos Agrio y Guadiamar y acuíferos).



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