Tanto este invierno como el pasado, las intensas lluvias que sufrió la isla de Mallorca provocaron deslizamientos de gran envergadura que llegaron a resquebrajar algunas carreteras dejando incomunicadas a varias localidades de la sierra mallorquina. Y es que, los desastres naturales, y en este caso los movimientos del terreno por deslizamientos de ladera, subsidencia y hundimientos etc., son procesos geológicos activos que se repiten una y otra vez provocando cuantiosas pérdidas económicas.
Conocer tales procesos es básico para una ordenación territorial sostenible y más segura, ya que es imposible vaticinar el momento exacto y la predicción queda sujeta a los factores climáticos y a la propia naturaleza.
El proyecto Doris
El proyecto europeo "Doris", en el que participa el investigador del IGME, Gerardo Herrera, se basa en la recogida y el análisis de la información obtenida de sensores radar, transportados en plataformas satélite e incluso instalados in situ. Herrera lleva ya varios años participando en proyectos de investigación europeos de características similares en el Valle de Tena (GALAHAD) y en la ciudad de Murcia (TERRAFIRMA), donde ya han sido validadas las metodologías y las tecnologías que van a ser aplicadas en el la sierra mallorquina.
"Doris" contará con la información procedente de cinco satélites de diversas agencias espaciales, para lo cual se ha solicitado la reorientación del satélite alemán, Terrasar X.
"El primer paso será la valoración de las imágenes radar realizadas por tres satélites de la Agencia Espacial Europea: ERS-1, ERS-2 y el Envisat, que ya estuvieron en activo durante la década de los 90 y han ido tomado imágenes de la cordillera cada 35 días. De este modo, se podrá determinar, a priori, cuáles son las zonas más sensibles", explica Herrera. A esta información se le sumará la información de los satélites alemán y japonés, que irán tomando imágenes cada 45 días, el satélite japonés Alos Palsar, y cada 11 días el satélite alemán Terrasar X.
En total, los expertos analizarán imágenes captadas en 300 fechas diferentes que servirán para detectar y cuantificar los movimientos del terreno de aquellos lugares "activos" desde un punto de vista geológico. No obstante, las conclusiones sobre las deformaciones del terreno serán validadas con los trabajos de campo que se llevarán a cabo in situ. "Las imágenes satélite sólo pueden detectar movimientos lentos, en torno a los 15-30 centímetros al año", por lo que también entrarán en juego los radares terrestres que se colocarán en la propia montaña, y que ofrecerán detalles más exactos sobre las mediciones" explica Herrera. "Los desprendimientos serán detectables con una mayor facilidad a través de estos radares terrestres, que realizan mediciones continuas de los estratos geológicos" concluye Herrera.
El conocimiento científico de estos procesos ofrecerá una valiosa información a las instituciones sobre los movimientos geológicos que experimenta la Serra para actuar en las zonas más sensibles antes de que se produzca el desprendimiento o deslizamiento del terreno, y les permitirá establecer medidas de prevención capaces de reducir o mitigar los efectos de estos procesos naturales.
Por ello, los usuarios finales de los resultados de investigación, como el la participación en el departamento de Carreteras del Consell de Mallorca o control de daños, entre otros, podrán tener una participación activa en el proyecto Doris.