En el Libro Verde sobre conocimiento del medio marino, la Comisión inicia una consulta sobre el modo en que podría conseguirse todo ello. También plantea una serie de preguntas del siguiente tipo: ¿cómo pueden integrarse los esfuerzos actualmente en curso en los Estados miembros en un esfuerzo común a escala de la UE?, ¿cómo pueden desarrollarse nuevas tecnologías de observación más baratas? y ¿cuál puede ser la contribución del sector privado? La consulta estará abierta hasta el 15 de diciembre de 2012.
El nuevo mapa digital multirresolución y sin discontinuidad de las aguas europeas debe ser de la máxima resolución posible e incluir la topografía, la geología, los hábitats y los ecosistemas. Dará acceso a observaciones oportunas y a información sobre el estado físico, químico y biológico de la columna de agua, además de datos pertinentes sobre el impacto de las actividades humanas y previsiones oceanográficas. Todo esto debe ser fácilmente accesible, interoperable y utilizable sin restricciones. El mapa debe impulsarse mediante un proceso sostenible que mejore su idoneidad progresivamente y ayude a los Estados miembros a aprovechar al máximo el potencial de sus programas de observación, topografía y muestreo marinos.
Maria Damanaki, Comisaria de Pesca y Asuntos Marítimos, ha declarado lo siguiente: "La economía europea puede beneficiarse de un enfoque más estructurado del conocimiento del medio marino. Ello puede mejorar la competitividad de los que trabajan en nuestros mares y costas en 300 millones de euros al año y crear nuevas oportunidades por valor de otros 200 millones de euros al año. Aunque los beneficios de una menor incertidumbre son difíciles de calcular, estimamos que, si pudiésemos reducir la incertidumbre en torno a la futura subida del nivel del mar en un 25% al año, ahorraríamos a los encargados de proteger las costas europeas otros 100 millones de euros anuales. Una primera serie de proyectos piloto ha demostrado que este planteamiento es viable. Nos basaremos en la experiencia adquirida a partir de dichos proyectos".
Los mares y los océanos que rodean Europa pueden ofrecer empleos estimulantes y gratificantes que satisfagan las expectativas de nuestros jóvenes y proporcionar la energía limpia que necesitamos si queremos evitar una catástrofe climática. Pueden facilitar proteínas para una dieta saludable y darnos productos farmacéuticos o enzimas procedentes de organismos que viven en las condiciones más extremas de temperatura, oscuridad y presión en las que puede hallarse vida. También pueden responder a la demanda mundial, cada vez más fuerte, de materias primas procedentes de la actividad minera en el fondo marino.
Estas nuevas oportunidades de crecimiento y empleo "azules" se ven impulsadas por dos fenómenos. En primer lugar, la escasez de tierras y agua dulce está incitando a la humanidad a volverse hacia el 71% de nuestro planeta cubierto por agua salada. En segundo lugar, los rápidos avances en materia de observación bajo el agua, manipulación a distancia y construcción tecnológica, desarrollados principalmente en la industria del petróleo, pueden utilizarse en otras industrias incipientes, en condiciones oceanográficas y meteorológicas muy variadas.
Para hacer realidad este potencial, es necesario facilitar las posibles inversiones, rebajar costes, reducir riesgos y fomentar la innovación. Debemos garantizar, además, que esta expansión de la economía "azul" sea sostenible. Los recursos son grandes, pero no ilimitados, por lo que necesitamos saber en qué estado se encuentra el mar ahora y cómo puede cambiar en el futuro. Debemos comprender cómo va a afectar el cambio climático a los océanos y viceversa.
Actualmente los datos obran en poder de centenares de instituciones en Europa. Es difícil encontrar datos relativos a un determinado parámetro en una zona específica, es complicado obtener la autorización de utilizar dichos datos y lleva mucho tiempo integrar en un conjunto coherente datos incompatibles entre ellos, procedentes de distintas fuentes. Ello incrementa los costes de los que operan en el mar y significa que muchas actividades potenciales nunca consiguen ponerse en marcha.
La Comisión se propone colaborar con los Estados miembros con el fin de reunir los recursos y mecanismos disponibles para que estos conocimientos sean accesibles en beneficio de la industria, las autoridades públicas, los investigadores y la sociedad en general.
Contexto
La Comunicación de la Comisión titulada "Conocimiento del Medio Marino 2020", de septiembre de 2010, demuestra que una gestión más adecuada de las observaciones y los datos sobre el medio marino permitiría recortar el coste de las operaciones marítimas, fomentar la innovación y reducir la incertidumbre en torno a la evolución futura del mar.
Un primer conjunto de acciones preparatorias al amparo de la Política Marítima Integrada de la UE ha permitido crear prototipos de plataformas de datos que dan acceso a los datos sobre el medio marino en poder de los organismos públicos europeos. Seis grupos temáticos (hidrografía, geología, física, química, biología y hábitats físicos) se han integrado en una red de cincuenta y tres organizaciones. Al mismo tiempo, se ha creado, en el marco del Programa Europeo de Vigilancia de la Tierra (GMES), un servicio marítimo que utiliza datos obtenidos por satélite y sobre el terreno, para previsiones oceanográficas y, por otro lado, el marco de la UE para la recogida de datos ha implantado un procedimiento para la recogida estructurada de datos sobre la pesca. Por su parte, los Estados miembros de la UE también desarrollan acciones.