“En definitiva, -explicó- actualizamos una ley de caza para acomodarla a las necesidades del mundo cinegético; para avanzar en la concepción de la caza, no solo como actividad deportiva o lúdica sino también, para contribuir a la mejora de la economía rural; para ahondar en el ejercicio de una caza más responsable, donde prime la seguridad y la preservación de en medio ambiente; y para mejorar y clarificar el régimen sancionador y las responsabilidades”.
Feijóo se refirió, también, a la relevancia territorial, económica y social del texto, que será remitido al Consejo Económico y Social como paso previo al Parlamento de Galicia. “Se trata –dijo- de un texto de gran relevancia porque el 93% de toda la superficie territorial de Galicia son terrenos cinegéticos; y estamos hablando de una actividad que genera alrededor de 90 millones de euros al año y con más de 50.000 licencias federadas”.
Según explicó el responsable del Ejecutivo gallego, la nueva ley modifica el actual concepto de caza como una actividad que va más allá del deportivo o del lúdico: “Tiene una función social, especialmente, como instrumento para la gestión de poblaciones silvestres que, en caso alguno, son causa de graves daños tanto en la agricultura, en la ganadería o en el tráfico rodado; pero, también, como instrumento para el desarrollo rural”.
Asimismo, y siguiendo las recomendaciones del Defensor del Pueblo, el documento mantiene en 16 años la edad mínima para obtener licencia de caza; y refuerza la existencia de seguridad en la caza. Por primera vez, el texto define qué es un cazador –especificando sus deberes y responsabilidades-, y que es cazar y lo que no, evitando problemas en la interpretación de la normativa al respeto. Se conceptúan las especies que son objeto de caza y se clasifican los terrenos, distinguiendo entre los que son cinegéticos y los que no. Dentro de estos últimos, figuran como novedades los refugios de fauna, donde no será posible cazar.
La ley regula al por menor el uso de armas y el uso de municiones, según modalidades, especies, etc.; e incluye nuevas modalidades de caza.
En la búsqueda de una mejora de los instrumentos de conservación y control, el texto define con claridad los vedados de caza, autorizándose la gestión cinegética en los mismos cuando concurren una serie de circunstancias. Hasta ahora, en los terrenos vedados estaba totalmente prohibido cazar, lo que provocaba que estas zonas se convirtieran en verdaderas “reservas” para los depredadores. Ahora, se permite gestionar estos vedados, siempre precedida de autorización, con el fin de conseguir que sirvan para lo que fueron diseñados, en relación con las necesidades de protección y control de cada uno de los terrenos. Con este mismo objetivo, se flexibilizan también los períodos hábiles de caza.
El titular de la Xunta destacó que la nueva ley regula con mayor intensidad la responsabilidad de las personas que practican la caza. Se establece la figura del responsable de las cacerías, que será el encargado de velar por que se cumplan las normativas de la caza; y se crea un fondo de corresponsabilidad para hacer frente a los daños que produzcan los animales. “Este fondo permitirá repartir las cargas de los daños que causan las especies cinegéticas entre todos los agentes implicados, y a través de él se acercarán medios para prevenir daños o afrontarlos cuando se produzcan”.
Por último, Feijóo insistió en que el texto proporciona un régimen sancionador “más claro, más concreto y, en algunos casos más duro”. Las sanciones muy graves se incrementan un 40%, pasando de 12 tipificaciones de sanción grave a 17 tipificaciones.