Semejante al conocido etiquetado energético para los electrodomésticos, clasifica las prestaciones de los productos en una escala de G (mala) a A (óptima).
Dado que los neumáticos representan del 20% al 30% del consumo de combustible de los vehículos, elegir un neumático clasificado como “A” por su eficiencia energética puede significar un ahorro en el coste del combustible de entre 170€-230€ al año en comparación con el modelo de peores prestaciones.
Al tener en cuenta el mayor precio de los neumáticos de la clase “A” en comparación con los de la “G” (240 €-320 € para el conjunto de cuatro) el umbral de rentabilidad se alcanza en el curso del segundo año siguiente a la compra, es decir, mucho antes del final de la vida de los neumáticos de alta calidad.
El nuevo etiquetad contribuye al ahorro de energía en un sector dominado por un único combustible fósil y caracterizado por sus elevadas emisiones de CO2, haciendo más limpio el transporte por carretera y reduciendo nuestra dependencia del combustible importado. Es probable que, al estar bien informados los consumidores y preferir una mejor calidad en los neumáticos, los fabricantes se vean impulsados a optimizar los tres parámetros de los neumáticos, lo que incrementará la competitividad de la industria y trazará el camino hacia un consumo y una producción más sostenibles.